Conchas en la Iglesia

Conchas en la Iglesia
Crear es divertirse con la posibilidad de romper paradigmas a través de formas, colores y estilos; crear es diseñar con la ayuda de un lápiz otro mundo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Y la pobre niñita se puso su mejor vestido color violeta, se colocó en las trenzas dos flores, se puso zapaticos de charol, medias de rayas de muchos colores, se miró al espejo y se sintió lista, se armó de coraje, recordó su nombre y se llenó de orgullo. Salió de su cueva, un lugar hermoso, al que nadie tenía acceso, obviamente, pues era solo de ella! y avanzó, un pie detrás de otro, al ritmo del martilleo de su cabeza, le dolía de tanto pensar cómo decir cosas, de tanto pensar mil maneras de no parecer tonta, de parecer especial, tenía que aprender mejor.
Antes de llegar a la fuente recogió una ramita que le pareció rara, hermosamente rara, pensó que se la daría y que así entendería y no tendría ni que hablar. Cuando llegó al lugar, lo vio, estaba ahí mirándose las alas, se le hinchó el corazón a la pobre niñita que ignoraba por completo que mas tarde se le achicaría como una uva pasa, se acercó con cautela, no quería asustarlo y él la vio, sus minúsculos cachetes se tornaron rojos, y la niñita pensó que era buena señal y eso le dio fuerza para seguir. Llegó hasta la fuente, en el borde estaba el hermoso colibrí, impresionando a todos con sus alas, su pico, sus colores y hasta sus patas y a la niña se le iba a salir el corazón si abría la boca, por eso se calló y solo lo miró, la niñita estiró la mano y le entrego al hermoso colibrí la ramita que había encontrado especialmente para él, el colibrí lo recibió con el pico y lo puso a su lado y se miraron durante algunos segundos en los que la niñita se sintió más viva que nunca, ella se acercó a la cara de colibrí, hasta tocar su pico con sus labios y sintió que era el momento de dejarlo entrar y abrió ligeramente su boca y como ya había presentido, su corazón estaba ahí, reposando en su lengua y entonces fue cuando el colibrí se mostró tal y como es y con su largo pico sacó el corazón de la boca de la niñita, ella atónita solo miró la escena y vio al pájaro que tanto quería con su corazón colgando, todavía palpitando, el colibrí desplegó sus alas y empezó a elevarse, cada mili segundo su vuelo era más liviano porque el corazón de la niñita se estaba encogiendo, hasta que el peso que soportaba el colibrí era mínimo y se alejó tan de prisa, tan indiferente y tan asesino que la niña no tuvo más remedio que caer arrodillada junto a la ramita que le había dado y llorar la pérdida de su corazón.